Sobre la cumbre respecto al cambio climático se conoce poco y nada sobre las acciones que los gobiernos se comprometen frente a este importante hito, y mucho menos se conoce sobre las actividades puestas en marcha.
En Argentina, a la luz de la actual situación, la gente está muy preocupada por pasar el día, antes que el futuro del planeta, sin embargo, todos estamos sumergidos en el alcance de la situación y también nos afecta en el día a día.
El impacto en las ciudades es el impacto en nuestras viviendas, es el impacto en nuestra vida.
El cambio climático en la ciudad, provoca oleadas cálidas, más allá de la ola de insectos que proliferan, algunos de los cuales provocan las enfermedades por vector que asola actualmente el Dengue, el Zika, aumento la contaminación del aire.
Variaciones de hasta 10 grados, como las que estamos sufriendo ya hace algunos años, degradan la calidad del aire, lo que provoca enfermedades respiratorias; y aunque según el rango etareo, el efecto es diferente, los jóvenes no quedan fuera del riesgo, el riesgo por esfuerzos afecta en todos los sentidos, la eficiencia del cuerpo por contrarrestar el efecto produce un deterioro gradual, pero notable, a ello se le agrega el deterioro de los materiales constructivos, por lo que las ciudades pierden económicamente en su mantenimiento, en procesos de descontaminación, efectos en agricultura que impacta en los alimentos.
Las variaciones bruscas de temperatura provoca la diferencia de presión que implica lluvias desproporcionadas, deviene en inundaciones que sobrepasan el cálculo en ciudades diseñadas para otro volumen de agua e incluso de temperatura; desde deslizamientos de tierra, de viviendas, de coches y elementos distribuidos en lugares públicos, como kioscos, árboles; hasta lugares infranqueables, el daño material, vivienda, aceras, asfalto, bienes, transporte, el daño económico no es insignificante, a lo que se suma la proliferación de enfermedades; el impacto de las inundaciones no se acaba con la absorción del agua, sino que tiene efectos de inercia, contaminación de agua, daño a la agricultura, ante lo que los precios de los alimentos, además de aumentar, conllevan el peligro de la contaminación.
Cuando llueve demasiado, implica sequía también, o en zonas cercanas a las ciudades, o en la misma ciudad, los grandes cambios de clima basculan entre los dos aspectos, sequía o inundación.
Ambas situaciones crean un microclima en el que proliferan alimañas que provocan enfermedades, afectan la calidad del aire, lo que implica problemas respiratorios, alergias, enfermedades por vector.
Cualquiera de los extremos implica un impacto económico. La pérdida de subsistemas es inapelable, la recuperación de los ecosistemas se vuelve difícil, sobre todo cuando la actitud de la población en general es la de no sentirse involucrada con el proyecto de recuperación ambiental.
Los cambios de gobierno, no ayudan, ya que preocupados por aspectos urgentes, no toman conciencia que las acciones de protección o prevención con el cambio de clima son urgentes, deben ser continuos y cada Presidente debe comprometerse a mantenerlos, sin importar los modelos económicos que quiera imponer en su mandato.
Nadie hará piquetes a un gobierno por este problema, lamentablemente, no sólo porque hay poca información, sino porque le dan poca importancia.
Un día despertaremos, pero para entonces, quizás sea tarde.